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Cuando Neil Amstrong pisó, con la inestimable colaboración de Kubrick, la Luna en 1969, la aventura del programa espacial se paralizó. La empresa de enviar un hombre a la Luna ya tenía ganador. Es evidente que ayudó mucho el que Kubrick fuese americano.
Desde entonces, el presupuesto dedicado para la investigación espacial, se fue reduciendo paulatinamente al ritmo que la NASA cerraba sus futuros proyectos. La figura de Marte, se convirtió en el protagonista principal del espejismo americano. No hacía falta alcanzarlo, la guerra había terminado. A pesar de todos los avances tecnológicos actuales, Marte, sigue siendo un auténtico amasijo de problemas que abarcan desde lo matemático hasta lo sicológico: durante la travesía de tres años podrían surgir duras disputas y diferencias entre el personal, a raíz de la convivencia, poniendo en serio peligro la ejecución de la misión.
Con el desmoronamiento de la Unión Soviética, el programa espacial perdió su popularidad. En los últimos años el presupuesto anual de la NASA se ha ido reduciendo hasta los 15.000 millones de dólares. El presupuesto del Apollo contó con unos 100.000 millones de dólares. Un proyecto a Marte cuesta unos 400.000 millones. Con esta cifra, llevará 27 años contemplar el acontecimiento de pisar Marte. Si es que no se lo gastan en un director de cine.
Durante esta progresiva disminución de recursos, muchos proyectos ambiciosos se dejaron a medio hacer. Uno de los más relevantes y revolucionarios fue el proyecto Orion. Consistía en una nave propulsada por detonaciones nucleares. Prometía dar un uso alternativo al armamento nuclear, al poder utilizarlo como medio de propulsión y no para autodestruirnos. Su teórica velocidad, un 10% de la velocidad de la luz y su menor peso, al no utilizar combustible químico. Ayudaría exponencialmente al avance de la ciencia dentro y fuera de nuestro sistema solar. A pesar de todas estas promesas, el proyecto no estaba exento de inconvenientes. El hecho de que una nave de estas características pudiese explotar en el despegue, conteniendo arsenal nuclear, era algo que molestaba políticamente por la enorme presión de la opinión pública que podría generar. Aunque el fin de la Primera Guerra Fría, ayudó a ahogar las inversiones en el proyecto.
La famosa y eterna promesa de pisar Marte, ha pasado con el tiempo de ciencia, a ciencia ficción. Con la URSS congelada económicamente, la ambición espacial se frenó. De todo ello sólo nos queda, la propaganda política inmersa en las numerosas películas de los años 80. Paulatinamente el interés por el Cosmos se difuminó entre la sociedad como una experiencia efímera.
China tras su auge exponencial económico, con un crecimiento sostenido anual superior al 10%. Ha puesto contra la pared a EEUU al activar su proyecto espacial. El satélite chino “Chang E I”, lanzado el pasado 24 de octubre en la base espacial de Xichang, entró en la órbita lunar. El objetivo es recopilar datos para estudiar la Luna, con una intención clara: pisar la Luna. El plazo especulado es en el 2020. Pese a que Sun Laiyan, subdirector del programa lunar, pide que no se hablen de fechas a fin de no someter a presión el programa espacial.
Encuentro cierto toque optimista en esa fecha. Pero teniendo en cuenta que, si en el 2012 China llevará un robot científico al suelo lunar. Esos 8 años restantes, dan esa probabilidad de que un taikonauta (un astronauta chino) pise la Luna.
Poco después, el anuncio de que EEUU lance un comunicado, alegando que tienen previsto enviar una nueva misión tripulada a la Luna, me deja desconcertado. Curiosamente, para antes del 2020. Es una lucha competitiva de cara a la opinión pública. Se notaba claramente la cercanía de las elecciones.
Junto al rechazo por parte de EEUU de que China utilice su Estación Espacial Internacional (con esos zapatos, no puedes pasar), muestra claramente lo enfrentados que se encuentran.
El proyecto Orion, se ha retomado y se piensa llevar su primera incursión práctica con el proyecto Prometheus. Bush utilizó la subida del presupuesto de la NASA como propaganda política. En su última campaña alegó reactivar el proyecto de enviar un hombre a la Luna, anticipándose en dos años a la fecha propuesta por China para la misma meta, 2020.
De la misma forma que en la Primera Guerra Fría EEUU y la Unión Soviética, competían por ser la primera potencia mundial. Actualmente entramos en una Segunda Guerra Fría entre EEUU y China. Sus programas espaciales compiten por los mismos objetivos. Sus economías se pisan una a la otra y se muestran reaccionarias a colaborar en proyectos comunes. Ambas son fuertes potencias nucleares con sus programas abiertos y en completo desarrollo. Aunque, como en todo, no faltan los oportunistas.
la guerra, ni fría, ni caliente.


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Ya hay 2 comentarios para...
“La Segunda Guerra Fría:
La Segunda Carrera Espacial”

Marzo 3rd, 2008 at 12:29
Excelente artículo, con una excelente reflexión. El hecho de que Estados Unidos tarde 10 años en enviar un hombre a la Luna, 49 años después de que supuestamente llegó uno, me da un argumento más a pensar que nunca llegaron allí.
Premio a su vez el impulso que ha dado el surgimiento de China a la carrera espacial. Hacía falta que volvieran a ponerse las pilas.
Marzo 5th, 2008 at 16:03
Probablemente nos hayan engañado a todos. Es muy raro perder las cintas originales. Cómo se va a extraviar el documento más valioso y el más alto símbolo de nuestra evolución, así como así.
Me trae el recuerdo de “En busca del arca perdida” cuando al final de la película dejan el valioso artefacto empaquetado en un almacén junto a un montón de otras cajas embaladas.
Vergonzoso.